17 de agosto de 2008

Patriotismo en España

por Charo García de los Ríos
para mi primo Sergio

Patriotismo. La palabra patriotismo denota una actitud positiva de apoyo hacia la patria por parte un individuo o de un grupo. El patriotismo, tantas veces confundido con el nacionalismo, difiere de este último en que es ajeno a ideologías políticas. Permanente en el tiempo y es indiferente a la forma de gobierno, depende exclusivamente de la patria. Esta patria puede bien ser una región o ciudad, pero normalmente aplica a un país. Entre estas actitudes están el orgullo de pertenencia, el deseo de preservar su identidad y la identificación con otros miembros del país. Sentimientos comunes a todos los seres humanos que, sin embargo, se perciben de muy diferente forma en función de cada país.

En países como Estados Unidos el patriotismo actualmente es considerado como un valor universal, casi inherente a los propios ciudadanos e independiente de su ideología política. Mientras en otros países como España, la ostentación de los símbolos nacionales como la bandera, normalmente es asimilado a la ideología de la derecha más conservadora. Durante el mundial de fútbol, colocamos en la ventana de nuestra casa una bandera española (bastante grande). Un patriota, pensaría cualquiera al pasar por delante. Después del partido contra Francia, derrota de España, retiramos la bandera. Patriotas de conveniencia, pensarían nuestros vecinos. Volvimos a colgar la bandera durante la Eurocopa. Patriota que no pierde la esperanza, pensarían ahora. Después de festejar con alegría la victoria, retiramos de nuevo la bandera. Parecemos patriotas deportivos. Llegan las olimpiadas y la colgamos de nuevo, esta vez, con un toro enorme. Definitivamente parecemos patriotas deportivos. Me fijo en las ventanas y balcones de mi pueblo y confirmo que hay muchos patriotas deportivos. Personas que nunca manifiestan sus sentimientos nacionales, ni españoles, ni castellanos, tampoco otros, pero que se emociona durante las participaciones de la selección española. y no es solamente fútbol, es baloncesto, tenis o cualquier otro deporte desconocido. Personas que nunca vamos competiciones deportivas, ni conocemos las reglas, ni los nombres de los jugadores pero nos convertimos en fanáticos por unos días. Situaciones como ésta, o similares, ocurren todos los países. Como ejemplo, aquí, en São Paulo, la ciudad desapareció el invierno del 2006, paralizada bajo el influjo de los mundiales de fútbol, emergiendo días después tan caótica como siempre. Incluso dejó de llover durante esos días.

Durante estas situaciones especiales, todos vestimos los colores de nuestra bandera. Orgullosos de hacerlo. Sin embargo, en España, al día siguiente, si mantienes la camiseta, te tachan de fascista. ¿Cómo es eso?, festejando a gritos en Colón ¿No éramos todos tan españoles?. Pudiera ser que estas situaciones que envuelven eventos deportivos, competiciones musicales o culturales no son realmente manifestaciones del patriotismo, como también pudiera ser que ya no somos patriotas como lo eran nuestros antepasados. Pero tampoco parece que el patriotismo español, a veces confusamente identificado con el nacionalismo, haya sido nunca muy fuerte.
Al igual que en tantos otros países europeos y latinoamericanos, el nacionalismo español, como lo entendemos ahora surgió, de las guerras napoleónicas. El ansia de tierras que llevó a Napoleón a ambicionar toda Europa gestó, no sólo en aquellos países que invadió sino en toda Latinoamérica, un sentimiento de defensa y de conciencia nacional frente al extranjero que generó lo que hoy conocemos como patriotismo.

Concretamente en España, la invasión napoleónica está marcada por hechos tales como el Levantamiento del dos de mayo, cuyo bicentenario se celebra ahora, que hicieron que el sentimiento de rebelión ante el invasor se extendieran por todo el país provocando la indignación y la insurrección popular armada que desembocarían en la Guerra de Independencia Española.
La leyenda en torno a este levantamiento histórico recuperan los orígenes ancestrales del patriotismo español en hechos tales como la campaña contra los romanos en el siglo II a.C., invasores por antonomasia, culminada en el asedio y la destrucción de Numancia, donde muchos residentes íberos se prefirieron el suicidio antes que rendirse. Sin embargo, fuera de los puntuales momentos históricos donde el pueblo se unió contra un común invasor, no existió un fuerte sentimiento de pertenencia a una nación común. Tampoco fue muy diferente a lo largo del siglo XIX por la debilidad de un estado que ya nació poco claro.

No fue hasta las dos guerras mundiales que se exaltaron realmente los nacionalismos en el resto de Europa. España no participó en ellas, pero sí en varias guerras civiles durante todo el XIX y especialmente en el XX con la más la espantosa guerra civil de todas (1936-39). Todas estas guerras internas perjudicaron el florecimiento del patriotismo, de modo que la cultura española se ha recreado más en las divisiones y las diferencias que en los puntos de similitud. Es lo que hoy llamamos pluralidad.

Adicionalmente, durante los años de la posguerra y la dictadura, el franquismo se apoderó de los escasos símbolos nacionales existentes, tales como la bandera y el himno, ambos de la época de Carlos III. Así pasaron a ser un símbolo más de la dictadura presente en monedas, placas gubernamentales, sellos y edificios. La realidad es que muchos en España aún identifican estos símbolos con la dictadura franquista o con los partidos y movimientos políticos afines antes que con nuestro propio país. Es así como quedaron casi inservibles como representantes de los españoles para su uso a partir de la transición.

Como resultado de todo esto, los españoles somos uno de los pueblos menos nacionalistas. Y es así como se recoge en el Informe Mundial sobre la Cultura, Diversidad, Conflicto y Pluralismo editado por la UNESCO (2000 - 2001). En este estudio, los españoles somos identificados como localistas, es decir, nos identificamos más con la ciudad y provincia (estado) de residencia, que con nuestro propio país. Siempre en comparación con países como Japón, Francia, Estados Unidos o Inglaterra, donde los niveles de patriotismo son mucho más elevados.

Afortunadamente ahora el gobierno de España ha colocado en su agenda la asignatura pendiente de nuestro patriotismo. Para ello busca la identificación del país con los valores constitucionales de libertad y pluralidad. Y así se preocupa por ensalzar este sentimiento patriótico en sus ciudadanos, con iniciativas que hagan del patriotismo constitucional la base de un nuevo nacionalismo español donde concepciones de patriotismo sustancial y excluyente no tengan lugar. En esa línea, durante el pasado mes de mayo, durante el acto del aniversario de la Guerra de Independencia, el presidente del Gobierno de España, José Luís Rodríguez Zapatero, defendió el patriotismo de los españoles como "un principio de solidaridad" destacando que "[El patriotismo de ahora] es el afecto a quienes nos rodean, el respeto a quienes nos precedieron y el compromiso con quienes vendrán". "Nuestro patriotismo es un principio de solidaridad", añadió Zapatero, quien además ha recordado que los españoles han plantado cara "a muchos demonios seculares como la intolerancia, la desconfianza en el progreso o la negación del diferente".
BIBLIOGRAFIA
Moda verde-amarela e a ressignificação da identidade nacional, Iwancow, UNISINOSGobierno de España. Presidencia. /http://www.la-moncloa.es/Grupo Zeta. Elperiodico.com 2/05/2008

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