El precio y las inmensas reservas de petróleo y de gas natural existentes en América del Sur, la emergencia de un importante mercado para biocombustibles, las multimillonarias cifras en inversión y comercialización de estos productos y las estrategias políticas de Chávez, Lula, Evo y Kirchner han acaparado el escenario internacional de las últimas semanas.
Y es que el negocio de los energéticos en esa región del continente americano tiene dos frentes poderosos, donde los intereses políticos son tan importantes (o más) que los intereses económicos. Un frente está representado por los países asociados en torno al negocio del petróleo y el gas natural (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Uruguay y Venezuela). El otro, aun emergente, se muestra como la alternativa energética y ya tiene muchos detractores; me refiero a los biocombustibles y el principal referente es Brasil.
En ese primer frente -como es evidente para todos- se hace más visible el gobierno de Venezuela, quien financiado por el elevado precio del petróleo y afianzado en su legitimidad política local, lleva ya iniciada desde hace algún tiempo una agresiva estrategia política para lograr sitios de privilegio en la región. Bien sea como socio estratégico, comprando títulos públicos en otros países, donando recursos, brindando ayuda en materia social o llevando a límites inéditos el discurso anti Estados Unidos, Chávez no solo está haciendo buenos negocios, sino que también está diversificando los escenarios en los que su presencia en América Latina se ha tornado relevante.
Y es que el negocio de los energéticos en esa región del continente americano tiene dos frentes poderosos, donde los intereses políticos son tan importantes (o más) que los intereses económicos. Un frente está representado por los países asociados en torno al negocio del petróleo y el gas natural (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Uruguay y Venezuela). El otro, aun emergente, se muestra como la alternativa energética y ya tiene muchos detractores; me refiero a los biocombustibles y el principal referente es Brasil.
En ese primer frente -como es evidente para todos- se hace más visible el gobierno de Venezuela, quien financiado por el elevado precio del petróleo y afianzado en su legitimidad política local, lleva ya iniciada desde hace algún tiempo una agresiva estrategia política para lograr sitios de privilegio en la región. Bien sea como socio estratégico, comprando títulos públicos en otros países, donando recursos, brindando ayuda en materia social o llevando a límites inéditos el discurso anti Estados Unidos, Chávez no solo está haciendo buenos negocios, sino que también está diversificando los escenarios en los que su presencia en América Latina se ha tornado relevante.
Un poco en el centro de todo aparece Bolivia, no como el actor relevante, pero sí como el país en donde inevitablemente convergen muchos intereses. Las cuantiosas reservas de gas natural existentes en el sur boliviano y su posición geográfica han convertido a ese país en un proveedor natural de gas para Argentina, Chile y Brasil. Si bien el negocio del gas boliviano a gran escala no termina de despegar, en los últimos 10 años ha atraído los intereses de grandes empresas transnacionales (Repsol, Total, Petrobrás, Pdvesa, Ypfb, entre otros) y se viven ya complejos e intensos ciclos de negociaciones bi y multilaterales entre los gobiernos de la región.
>>>>>>>>>>>>>>>>>>pulse aquí para leer el artículo completo